sábado, 2 de junio de 2012

extracto de la obra Elogio a la lentitud, de Carl Honoré

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.Los trabajos manuales son una expresión perfecta de la filosofía del movimiento Slow. Más de un siglo después , cuando de nuevo la tecnología parece dirigirlo todo, nuestra pasión por los objetos hechos a mano es más intensa que nunca. Al igual que otras actividades domésticas, tales como cocinar y coser, las labores de punto dejaron de interesar en la segunda mitad del s.XX. El feminismo denunció las tareas domésticas como una maldición sobre la mujer, una barrera que impedía la igualdad entre sexos.



Para las mujeres que se esforzaban por descollar en el puesto de trabajo, la labor de punto era algo que mantenía ocupada a la abuela en la mecedora. Pero ahora que los sexos están en un mayor pie de igualdad, las artes domésticas están volviendo.



Hoy , las labores de punto están oficialmente à la page, promovidas por feministas famosas. Algunas de las celebridades más ricas de Hollywood (Julia Roberts, Gwyneth Paltrow..) se dedican a ello en su tiempo libre. En Nueva York, las ves manejando sus agujas en el metro i en los grandes y cómodos asientos de Starbucks. En decenas de páginas web, los aficionados al punto intercambian consejos acerca de todo, desde la elección de la lana para unos mitones hasta la manera de tratar los calambres de los dedos. Las nuevas y elegantes tiendas venden madejas de materiales espléndidos.





Hacer punto de media es una manera de tomarse tiempo para apreciar la vida… (Murphy, autora de Zen and the art of knitting). En salas de estar, residencias universitarias y cafeterías, las mujeres forman círculos de punto, en los que fraguan amistades mientras manejan las agujas. Los suéteres, los gorros, las bufandas que producen ofrecen una alternativa a los fugaces placeres del consumismo. Un objeto hecho a mano, como un chal de punto, por su carácter único, sus caprichos e imperfecciones, lleva la huella de su creador. Percibimos el tiempo y la meticulosidad que ha dedicado a su obra y, en consecuencia, sentimos hacia ésta un mayor vínculo afectivo.



Hacer punto es una actividad lenta por naturaleza. Los estudios han demostrado que la danza rítmica y repetitiva de las agujas puede reducir tanto el ritmo de los latidos cardíacos como la tensión arterial y sosiega a la persona que las maneja hasta el extremo que le hace entrar en un estado apacible y casi meditativo.



Muchas personas que hacen punto utilizan su afición como antídoto contra el estrés y el apresuramiento de la vida moderna.



¿Acabará por fracasar el auge que tiene la labor de punto? No es fácil predecirlo, pues las modas son notoriamente veleidosas. Algunos aficionados probablemente dejarán las agujas y adoptarán la moda siguiente. Pero muchos seguirán adelante. En un mundo rápido y altamente tecnológico, una afición pre-tecnológica que ayuda a desacelerar conservará su atractivo.



Fuente: tierraremota.blogspot.com  extracto de la obra Elogio a la lentitud, de Carl Honoré)

2 comentarios:

Carmen dijo...

Muy interesante el artículo sobre esta moda de hacer punto,pero creo que falta otra variable,la eliminación de puestos de trabajo como consecuencia de la tecnología y la mundialización.,algo que influye en que en algunas partes del Planeta tengamos excesivo tiempo libre,y como también tenemos más formación que nunca,pues a crear se ha dicho.
Saludos desde España

Estela dijo...

CELIA, ME GUSTO MUCHO ESTE ARTÍCULO.
pUEDO TOMARLO PARA PUBLICAR EN MI BLOG, MENCIONANDOTE ADEMÁS DE LA FUENTE ORIGINAL?
ESPERO TU RESPUESTA